martes, 10 de julio de 2007

CONFLICTOS AL INTERIOR DEL GRUPO UdeG

Padilla “tranquiliza” a Briseño y a Romero

Los reunió el jueves y les pidió salir a declarar que no hay conflicto entre ellos.
Raúl Padilla López llamó a la conciliación luego de las declaraciones de Romero Valle y Briseño Torres. Foto: Rafael del Río



2-Julio-07


Raúl Padilla López ejerció de nuevo su función de liderazgo al interior del grupo político que controla la Universidad de Guadalajara (UdeG) el jueves pasado, cuando sirvió de mediador en una reunión entre el rector Carlos Briseño Torres y el diputado local perredista Samuel Romero Valle.

Ese día se publicaron en este diario las declaraciones del diputado Romero Valle en las que acusaba al rector general de la UdeG de cobrar becas de manera indebida mientras estudió en el extranjero y de irregularidades administrativas a su paso por la Secretaría General de la casa de estudios.

Las declaraciones del legislador del PRD fueron motivadas luego de que Briseño Torres pidiera a la contralora general de la UdeG hacer una investigación sobre los estímulos académicos que cobran tanto Romero Valle como Tonatiuh Bravo Padilla, ex vicerrector de la casa de estudios y actual diputado federal.

Raúl Padilla citó a Briseño Torres y a Romero Valle en las oficinas que tiene en el Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo de la UdeG, ubicadas en la calle Tomás V. Gómez, en la colonia Ladrón de Guevara. El ex rector pidió a los dos integrantes de su grupo político parar su confrontación y acordar una explicación para presentar a la opinión pública, según la versión a la que tuvo acceso este diario.

Briseño Torres pedía que Romero Valle se retractara y disculpara públicamente, mientras el diputado local se negaba. Sin embargo al final aceptó que saldría a manifestar que sus declaraciones habían sido malinterpretadas. También acordaron que ambos manifestarían públicamente que hay una relación de amistad entre ellos. Lo cierto es que su relación es fría y distante.

La reunión terminó poco después de las 11:00 a.m. Debido a este encuentro se retrasó una hora la sesión del Consejo General Universitario. Al término de ésta, Briseño cumplió su parte del acuerdo y manifestó varias veces que las declaraciones de “mi amigo Samuel Romero Valle” habían sido malinterpretadas. Al mismo tiempo dijo que pondría en la página de transparencia de la UdeG, en Internet, la información sobre las becas que cobró mientras estuvo en el extranjero y el manejo financiero de la secretaría General en el periodo que estuvo a su cargo.

Por su parte, Romero Valle hizo declaraciones a programas radiofónicos de Modesto Barros y de José Antonio Fernández en las que dijo que había sido malinterpretado. Ese mismo día la Dirección de Medios de la UdeG repartió las versiones estenográficas de las entrevistas. No obstante las disculpas mutuas, en privado siguen las tensiones al interior del grupo abiertas por la inconformidad por el reparto de posiciones tras la sucesión de rector celebrada este año.



- A viva Voz
• Samuel Romero Valle declaró a Público:

“Bueno, yo le agarro la palabra al rector de la Universidad, y si él ha hecho votos y compromisos a favor de la transparencia y si verdaderamente quiere dar muestras a los universitarios y a la sociedad de que en la UdeG se va actuar en contra de los abusos y en contra de las irregularidades y se van a aplicar las sanciones a los responsables, pues le daría al rector dos propuestas. Primero, yo le pediría que transparentara todos los recursos que recibió como becario de la Universidad, tanto directamente como a través de terceros […] y que nos transparente el ejercicio financiero de su gestión al frente de la secretaría general de los años 2003 a 2006. Estoy seguro que habrá grandes sorpresas y estoy seguro de que habrá, entonces sí, suficientes motivos para que la contraloría haga una investigación y que se constate que ha habido abusos en la Universidad y que ha habido irregularidades graves”.

• Samuel Romero Valle luego de la reunión con Raúl Padilla:

“Bueno, lo que ocurre es que en el fondo el asunto al que yo me refería era la necesidad de avanzar en la transparencia, ya el rector coincidió con este punto en particular, ya dio instrucciones. Yo creo que gana la institución, ganamos todos. Y no hay ningún conflicto personal de por medio, ni ningún señalamiento, ni ninguna acusación”.




















y cortesía de Manelo
Ismael González, (Manelo), actual viceministro de Cultura, nacido e inscrito en la capital del país y residente del poblado matancero de Jovellanos, fue presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de Cuba entre enero de 1973, por los días del cumpleaños 120 del natalicio de Martí, autor del Ismaelillo, y noviembre de 1975, en vísperas de la solemnidad del I Congreso del PCC.
Licenciado en Psicología (1971) de la otrora Escuela homónima de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Habana (UH), solo dejó el movimiento estudiantil universitario –nunca lo abandonó–, ocho años después de su ingreso, en 1967, en la Brigada Universitaria José Antonio Echeverría (BUJAE): «Entré en una época si se quiere temprana, para haber sido presidente de la FEU Nacional hasta una fecha tan tardía», nos explicó obsequioso, como si lo fuésemos a recriminar por eso, y agregó:
«Por primera vez en la Historia de la FEU de la UH, de otras universidades, y de Cuba, si bien todavía no existía el Servicio Social, algunos graduados universitarios comenzamos a quedarnos a trabajar, con carácter profesional, en nuestros centros de origen, atendiendo, durante un tiempo adicional, el desarrollo del movimiento estudiantil o juvenil.»
El pasado primero de mayo (2006) le habíamos notificado a Manelo que preparábamos un ciclo de encuentros con los que habían presidido la FEU de la UH o de Cuba después de octubre de 1959, y nos interesamos por las fechas en las que se enmarcó su mandato al frente del Consejo Nacional. «Nos bastará con 120 minutos de su tiempo», le avisamos. «Usted nos dirá el día, la hora y el lugar, no importa si es un sábado o un domingo, ni si es de día o de noche.» Él respondió con prontitud:
«Podemos encontrarnos el viernes 8, día de la Patrona de Cuba y de los Jóvenes Clubes de Computación y Electrónica, en mi oficina: si trabajamos duro, en 60 minutos cumpliremos con la tarea.» «Con esa positividad suya», reaccionamos, «ciertamente haremos el trabajo en la mitad del tiempo requerido; mas usted olvidó señalarnos la hora del encuentro.» Y él: «A las 9:00 A.M., espero su confirmación...»
No tuvimos objeciones, solo le pedimos que si tenía fotos de época no dudara en llevarlas...
AL DERECHO Y AL REVÉS
A fines de 1967, se consideró prudente simplificar la estructura del movimiento estudiantil y juvenil en los predios universitarios del país. ¿Qué recuerda usted de aquella etapa?
En ese año ingresé en la UH —avanzó Manelo—. Por mi intervención en el movimiento estudiantil secundario y preuniversitario, tenía muchos deseos de familiarizarme con la vida universitaria, pero sabía que el movimiento estudiantil en las enseñanzas Media y Superior se había reorganizado alrededor de las brigadas. En la Enseñanza Media, la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) dio paso a la Brigada Estudiantil José Antonio Echeverría (BEJAE), antecesora de la FEEM, mientras que en la UH ya era realidad, desde mediados del 67, la Brigada Universitaria José Antonio Echeverría (BUJAE) y se gestaba, a fines de ese año, la fusión de la UJC con la FEU. Así llegué a la Colina. Habían quedado atrás las elecciones para el período 1966-1967.
No sabría precisar cuán organizada estaba, a la sazón, la UJC-FEU: aún yo era miembro de filas. Solo afirmo que en el curso 1968-1969, con el mandato del «sucesor» de Vela, Julio César Castro Palomino, fallecido en un accidente de tránsito en 1982, ya el binomio estaba implantado. En ese entonces en la estructura de la UJC-FEU, había una Secretaría para el trabajo de masas, que atendía los temas que tradicionalmente competían a la FEU: cultura, docencia, investigación, deporte... Dirigí esa secretaría en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Habana.
¿En qué momento la FEU se separó de la UJC y volvió a ser FEU?
Volvió a serlo en marzo de 1971, y su restitución se asocia con un momento histórico: la mayor zafra azucarera de todos los tiempos y, ahí mismo, el revés de los 10 millones, todo en 1970. En la llamada Zafra de los 10 millones también participaron los universitarios. La UJC-FEU tenía puestos de mando dislocados por las áreas de corte. La mayoría cortamos caña para el central Cándido González, ubicado en el actual municipio camagüeyano de Santa Cruz del Sur, a más de 500 kilómetros al este de la capital. Otros lo hicieron para el Primero de Mayo, en el hoy municipio cienfueguero de Aguada de Pasajeros. Ya sabemos que en la zafra no se lograrían los 10 millones, y los universitarios se lo oímos decir a Fidel, unos por radio, otros por televisión, y otros, los que habían regresado a La Habana, en el lugar de los hechos, frente a la hoy Sección de Intereses de Norteamérica (SINA), el 19 de mayo, ante la multitud que había acudido allí para recibir a los 11 pescadores...
Al día siguiente, en una comparecencia televisiva, Fidel le explicó la situación al pueblo. Y nos pidió prepararnos para sacar más del revés que lo que habríamos sacado del éxito. Así comenzó el proceso de democratización: con él se reanimaron las organizaciones de masas. En el segundo semestre del 70 se sucedieron las asambleas en centros de estudio y de trabajo. Hablo del año 70 y no del curso 1970-1971: si de cursos se trata, habría que hablar del curso 1969-1970, que se había interrumpido producto de la propia zafra, una contienda que concluyó con 8,5 millones de toneladas, la producción más alta de toda la Historia de Cuba, y la mayor de azúcar de caña, hasta hoy, en el mundo. El curso 69-70 se reanudaría después de concluida la zafra, se extendería por la segunda mitad del 70, y finalizaría en el umbral de 1971. La fecha del inicio del curso aún no había sido sometida a la norma del primero de septiembre. Las recogidas de café de los años 60, que ocuparon a miles de estudiantes, se sucedieron entre septiembre y octubre, meses clave para esa cosecha, e ilustran cómo el inicio del curso dependía de varios factores.
POR TIEMPO COMPLETO
Manelo con Fidel y Dorticos
La FEU rescató su estructura, aún cuando mantuvo cierta subordinación de la UJC.
Fue un paso discutido: los que fuimos dirigentes estudiantiles entre 1965 y 1973 podríamos reflexionar sobre el asunto. «Todo tiempo futuro tiene que ser mejor», parodió Julio Antonio Mella al escritor uruguayo José Enrique Rodó. Al mandato de Palomino le tocó iniciar un período, el de la UJC-FEU, que luego sería superado. En marzo de 1971 las Federaciones Estudiantiles Universitarias de los centros de Enseñanza Superior, rescataron su vida orgánica (tras unas elecciones que luego de más de tres años de UJC-FEU venían a ser inéditas). Pronto, en mayo, un año después de que la Isla sufriera el revés de los 10 millones, se constituyó, por primera vez, la FEU de Cuba... La nueva FEU, eso sí, respetó la «herencia estructural» que sustentaría el trabajo de masas en la Colina universitaria desde mediados de 1967 hasta estos meses iniciales de 1971: preservó y dignificó el papel de la brigada.
La brigada de la FEU, ¿es un legado positivo del período de la UJC-FEU?
Así lo considero yo. Cuando a principios de 1971 desapareció la UJC-FEU, revivió la FEU de los centros de Enseñanza Superior, y nació la FEU Nacional, se valoraría la experiencia de la BUJAE. De esto habla un trabajo, «La brigada: núcleo fundamental de la FEU», publicado en Alma Mater en noviembre de 1972 en ocasión del aniversario 50 de la revista. Allí queda claro que, más que un aparato o una estructura, la FEU era la vida del aula, la unidad de los estudiantes, su conjunto, la brigada. Estos fueron aportes de la BUJAE que se proyectaron hacia el futuro. Implícitas en el proceso de democratización, las elecciones a la FEU se realizaron en los cuatro centros de Enseñanza Superior existentes entonces: la UH, fundada en 1728; la Universidad de Oriente (UO), creada en 1947; la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), abierta en 1952; y el Centro Universitario de Camagüey (CUC), que había surgido en 1967 como filial de la UCLV, pero que a partir de noviembre de 1972 tendría carácter independiente.
¿Cuál fue el punto de partida en el nacimiento de la FEU de Cuba?
Sin duda, el Primer Pleno Ampliado de la FEU de la UH (abril de 1971), que abogó por una mentalidad de FEU, de productores, no de consumidores, una mentalidad colectivista, por el vínculo de la Universidad con la producción y los servicios, por la solidaridad, por el fortalecimiento de los movimientos deportivo y cultural, y por una Universidad para los revolucionarios. El Pleno contó con seis comisiones, y una de ellas, la de Organización, se centró justamente en la brigada como célula cardinal del trabajo. En ocasiones se han citado palabras pronunciadas por el entonces secretario organizador del Partido en la UH, Armando Méndez Vila, en el discurso de clausura. Méndez Vila consideraba al jefe de la brigada como el más simple y fundamental dirigente de la FEU; exigía que los dirigentes le dedicaran el mayor tiempo al trabajo directo con el estudiante; e insistía en que a lo primero que debía de acostumbrarse cualquier directivo o líder de la FEU, era a dialogar con las masas, a divulgar las tareas con frescura y espíritu creativo, con métodos sencillos y ágiles.
En un inicio, y durante varios meses, el presidente de la FEU de la UH simultaneó el cargo con el de presidente de la FEU de Cuba, pero la vida fue probando que se necesitaba de más tiempo para atender la FEU Nacional, y en septiembre de 1972 se independizaron los cargos.
LIBERTAD PARA ANGELA
¡1972 fue el año del cincuentenario del nacimiento de Alma Mater y de la FEU!
Y yo, que era el secretario de Docencia e Investigación de la FEU de la UH, pasé a ocupar su vicepresidencia en ese mes de septiembre, responsabilizado con dos tareas: organizar el Primer Forum Científico Nacional de Estudiantes Universitarios, celebrado en diciembre, en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), primero de su tipo creado por la Revolución, orgullo del actual Polo Científico del Oeste; y ayudar en la organización de los festejos por el cincuentenario de la FEU, en cuyo acto central haría uso de la palabra Raúl Roa. Entonces no sabíamos a ciencia cierta que la FEU había nacido un 20 de diciembre, y festejamos el aniversario 21 días después, el 10 de enero de 1973, en homenaje a Julio Antonio Mella.
Dos semanas después de aquel festejo, el Tercer Consejo Nacional, reunido en la UO, en Santiago de Cuba, lo eligió a usted como su nuevo presidente.
Sí. Soy matancero, oriundo de Jovellanos, por fluctuación histórica nací y me inscribieron en La Habana, y fui electo presidente de la FEU Nacional en Santiago de Cuba. Fueron los compañeros de la UO los que favorecieron mi candidatura. Yo pensaba cerrar mi ciclo de trabajo en el movimiento estudiantil universitario con la clausura del Forum: «¡Me dedicaré a la Psicología!» Pero un día me llamaron al local de la UJC de la UH; no puedo precisar si fue a fines del 72 o inicios del 73, si hacía frío o calor: «Considérate candidato a presidente en las próximas elecciones de la FEU de Cuba...» Fue una sorpresa, un nuevo giro en mi vida.
¿Cómo inició su mandato?
Regresé a La Habana de corre-corre. Era el Año del XX Aniversario (del Moncada): por primera vez el movimiento juvenil cubano, con la UJC y la FEU delante, reeditaría el desfile de las antorchas que el 27 de enero de 1953, desde la escalinata hasta la Fragua Martiana, realizara la Generación del Centenario (del nacimiento de Martí). Este otro 27 de enero, de 1973, cuando los estudiantes concentrados en la escalinata estaban listos para partir, me reuní con Raúl Castro y Vilma Espín frente a la actual Facultad de Física. Ellos venían acompañados por Ángela Davis, comunista y activista del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
Ángela había sido acusada injustamente de asesinato y secuestro, pero una campaña mundial de solidaridad había evitado su condena y permitido su excarcelación, y se hallaba de visita en Cuba. Bajamos Raúl, Vilma, Ángela y yo, por la calle Ronda, rumbo a la escalinata, para encabezar la marcha, pero en las inmediaciones de la entrada del estadio Juan Abrahantes, Raúl nos preguntó si era posible postergar el inicio del desfile por unos minutos: «Me acaban de informar», anunció luego de un aparte con un compañero, «que Fidel viene para acá.» Al día siguiente, 28 de enero, fue el desfile por la Plaza de la Revolución; participaron los pioneros, la FEU y, por primera vez, las Escuelas Secundarias Básicas en el Campo, ESBEC. Fue un digno homenaje a Martí, y, en lo personal, un día especial para mí: se produjo mi primer diálogo con Fidel.
UN VIAJE DE CIRCUNSTANCIAS
¿También estuvo usted en el advenimiento del XX Aniversario del Moncada, en aquel acto en Santiago de Cuba desde donde Fidel, dirigiéndose en espíritu a Rubén Martínez Villena, le dijo que el 26 de Julio había sido «la carga» que él pedía en sus versos?
En abril del 73, cuando visitaba la UO, sufrí un accidente automovilístico, con peligro para la vida. No pude participar en el V Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE), que sesionaría en mayo en Santiago de Chile; ni en aquel 26 de julio en Santiago de Cuba; ni en el X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado entre julio y agosto en el Berlín de la extinta República Democrática Alemana (RDA).
Con todo, usted tendría ocasión de participar en otras solemnidades.
Recuerdo la efectuada en mayo de 1975 en el Palacio de la Revolución, una ceremonia donde las organizaciones de masas entregaron los compromisos contraídos por el pueblo en saludo al Primer Congreso del Partido. Allí estábamos, con la carpeta roja debajo del brazo, con los acuerdos de los universitarios. El Informe Central al Congreso, presentado por Fidel en su condición de primer secretario, contendría, en su primera parte, un análisis histórico de la Revolución que a su vez reflejaba la historia del estudiantado y el lugar de la FEU.
En sentido general, ¿podríamos caracterizar la FEU y la Universidad de aquella época?
Velar por la incipiente Universalización de la Universidad —piénsese en el actual Programa de la Universalización de la Enseñanza Superior—, fue la misión cardinal de aquella FEU. En los años 70, por el dinamismo que Fidel le imprimió a dicho proceso, asistimos a una Revolución en la Universidad; nacieron las sedes en Pinar del Río, Matanzas y Holguín, germen de los centros universitarios, institutos y universidades en esos territorios. El citado CUC fue el pionero de los cambios cuando en mayo de 1975 se constituyó en la primera Universidad construida por la Revolución: la Universidad de Camagüey.
El aumento de las sedes explosionó la matrícula. Pronto habría universitarios por toda Cuba. Pinar del Río tendría a los alumnos de Ingeniería Forestal en Cajálbana, en el actual municipio de La Palma, o a los de Geología y Minas, en Minas de Matahambre, en el hoy municipio homónimo; y Holguín, a los del Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa. El inicio del curso escolar 1972-1973, fue un hito de esa Universalización: surgió el Primer Contingente del Destacamento Pedagógico Universitario Manuel Ascunce Doménech, y la FEU se organizó en las ESBEC, en las secundarias donde los miembros del Destacamento, futuros graduados de Pedagogía, en calidad de profesores–alumnos, impartían y recibían clases en sesiones cruzadas.
¿Cuál considera usted que ha sido el mayor desafío de la FEU?
La estructura de la FEU enfrentó sucesivos retos para cumplir sus dos tareas vitales: formar un profesional integral, incondicional de la Revolución, y representar a los estudiantes. Ese ha sido su gran desafío: forjar, guiar a los universitarios, y, en paralelo, ser portadora de sus intereses. Conciliar las aspiraciones de los estudiantes y las demandas de la sociedad, poner la fuerza de aquellos al servicio de esta, ¡esa es la cuestión!, y resolverla una y otra vez, según cambien las tareas y las circunstancias, depende de ese conjunto de preceptos, reglas o medios que constituyen «el arte de dirigir la FEU».

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